La
agresividad se caracteriza de otras emociones por ser un evento que prepara al
organismo para la lucha y la defensa, lo que les permitiría a los organismos su
sobrevivencia, no solo para garantizar en cierta medida la permanencia del
organismo en sí, sino del organismo como especie (Pelegrín, 2008)
No es un secreto que la violencia ha
aumentado en los últimos años en los diferentes ámbitos donde puede
manifestarse (familiar, escolar y comunitario). La conducta agresiva y violenta
también se manifiesta en el ámbito deportivo con una mayor intensidad y
frecuencia. Tan solo hay que seguir un noticiero o periódico para comprobar los
tipos de conducta agresiva de los deportistas y aficionados que podrían
registrarse en diferentes encuentros deportivos en un fin de semana. Se debe
revisar y reflexionar sobre las medidas establecidas para solucionar este
problema.
Buss (1961) define la agresividad como; “la
entrega de estímulos nocivos a otros”, donde no se tiene en cuenta la
intención en un acto agresivo. Otros autores destacan la conducta
agresiva, definiéndola como: “cualquier forma de conducta que pretende herir
física o psicológicamente a alguien” (Berkowitz, 1996). Huesmann (1998) la define
como “un acto que tiende a lesionar o molestar a otra persona”, y que
podría ser de tipo físico o no.
Trianes (2000) plantea la conducta agresiva
como: “un tipo de conducta funcional que suele estar al servicio de los
objetivos que persigue el individuo. En muchos casos está dirigida a la
solución de un problema interpersonal que puede ser debido a un conflicto de intereses,
o un atropello en los derechos y libertades”.
Según Huizinga (1984), el hombre ha creado cultura
a partir del juego, es mediante esta actividad que el hombre ha adquirido y
desarrollado diversas habilidades psicosociales, como son el lenguaje, la
interacción social y por lo tanto la capacidad de convivir con sus congéneres,
desarrollando para ello reglas que definen los términos bajo los cuales se han
de conducir y efectuar las relaciones interpersonales de acuerdo a cada grupo
social y las circunstancias bajo las cuales se encuentran.
El fútbol es un juego reglamentado en el cual se
definen las conductas que son permitidas en el terreno de juego y las sanciones
a las que se hacen acreedores quienes violan alguna regla de este código de
conducta deportiva. Al existir este reglamento formal, el juego del fútbol pasa
a ser considerado un deporte.
El deporte es una actividad de carácter voluntaria
a la cual se entrega el deportista con el fin de lograr un objetivo, romper una
marca, vencer a un oponente, para lo cual ha de someter a prueba sus más altas
y superiores cualidades, físicas, emocionales y cognitivas. De entre las
cualidades emocionales destaca la agresividad. Podemos definir la agresividad
como toda conducta que tiene por objetivo dañar física o psicológicamente a
otro organismo, sin embargo en el contexto deportivo el daño ocasionado a los
competidores opositores consiste en vencerlos dentro del marco de los
lineamientos establecidos por cada disciplina deportiva.
En este caso particular diferenciaremos las
conductas violentas de las conductas agresivas a partir de la violación de
alguna regla socialmente aceptada, por lo que una conducta agresiva en el
fútbol podría ser “cargar” al jugador
oponente hombro a hombro, en tanto que resulta un acto violento el empujarlo
con las manos y brazos extendidos, lo cual está sancionado como una falta en el
terreno de juego (y socialmente reprobado en otros escenarios).
Agresión y violencia en el terreno de
juego.
Las emociones en general podemos definirlas como
una predisposición a actuar de manera específica ante situaciones y estímulos
específicos. Así considerada las emociones, la agresividad sería una cadena de
conductas en las cuales se involucrarían conductas de defensa, ataque, lucha,
defensa y huida. Son conductas que aprendidas mediante la observación de un
modelo al cual le refuerzan esta clase de conductas, sin embargo, para que
ocurran estas conductas se ha de cumplir con las condiciones de oportunidad y
capacidad.
La oportunidad se refiere a las circunstancias (el
contexto) en el cual se desarrolla la actividad y que facilita la manifestación
de alguna conducta agresiva o violenta. La capacidad se refiere a las
habilidades que posea el organismo para desarrollar y evocar tales conductas,
ya sean agresivas o violentas. Un tiro penal es la oportunidad de anotar un
gol, ante lo cual el ofensor (quien cobra el tiro penal) tiene la posibilidad
de demostrar sus habilidades para dominar y mostrar su superioridad sobre el
defensor (el portero o arquero), bien, en la cual el defensor muestra que es
superior al ofensor deteniendo o evitando el gol. Estas son conductas
agresivas.
Existen otros factores que promueven la aparición o
manifestación de estas conductas en el terreno de juego, tales como la
percepción que el jugador tiene en relación con los jugadores del equipo
contrario, su actitud hacia ellos, la importancia relativa que le da a vencer
en particular al equipo con el que se van a enfrentar, los premios económicos
al que pueden aspirar por tal victoria, además la percepción que tienen de sí
mismos (Pelegrín, 2005).
Los días previos a algunos partidos, y muy en
particular a los juegos de una final o los denominados “clásicos” son frecuentes las declaraciones de directivos, cuerpo
técnico y jugadores, a las cuales los medios masivos de comunicación se
encargan de magnificar creando un ambiente de alta expectativa y predisposición
para actuar de cierta manera antes, durante y después del juego. El juego ha
comenzado fuera de la cancha.
Para Durán González (1996), la agresividad es una disposición permanente
de una persona para comportarse en una determinada situación. Un comportamiento
es denominado agresivo cuando existe la intención o el deseo de perjudicar otra
persona, independientemente de la realización del acto agresivo y de los efectos
perjudiciales pretendidos, cuando una persona no respeta las normas sociales y
las reglas deportivas y pretende perjudicar otra persona en el sentido de
provocarle un perjuicio o daño personal, del cual puede resultar alguna forma
de lesión corporal o sufrimiento psíquico.
El fin de una conducta agresiva es perjudicar o lesionar otra persona
explícitamente (directamente). Esa una
forma de comportamiento, denominada
también como comportamiento intrínsecamente motivado (Durán González, 1996).
Conducta agresiva en el deportista.
En el deporte de alto nivel, se observan diferentes formas del
comportamiento agresivo por parte de los deportistas, que varían conforme a las
intenciones de los participantes y de las características de cada modalidad
deportiva, especialmente de las reglas y del comportamiento del árbitro. Basándose
en estudios realizados por Pelegrín (2005) se pueden diferenciar las siguientes
faltas y agresiones en el fútbol:
·
Agresiones corporales
·
Conducta de impedimento intencional
·
Bloquear, empujar, echar.
·
Tiro directo o indirecto
·
Aproximadamente 24% de las faltas totales
·
Conductas de daño personal implícito
·
Apoyar, atacar, empujar, pisar
·
Consecuencias: advertencia o tarjeta amarilla
·
Aproximadamente 68% de las faltas totales
·
Conductas de daño personal explícito
·
Aproximadamente 8% de las faltas totales
·
Agresiones verbales
·
Amenazas, injurias y comentarios discriminadores
·
Agresiones no verbales
·
Amenazas
El comportamiento agresivo debe ser entendido como una interacción entre
las agresiones del deportista y las agresiones de los espectadores. Los
factores estructurales (p. ejemplo: las reglas) y situacionales (cantidad de
espectadores), así como las disposiciones individuales (nivel de agresividad),
ejercen una influencia decisiva en el surgimiento de comportamientos agresivos
en el deporte. En suma, en la
investigación realizada por Durán González, (1996) se observó que la diferencia
en la frecuencia en diferentes deportes, es atribuida en menor grado a las
disposiciones del deportista en comparación con las diferentes estructuras de
las modalidades deportivas en particular.
Los factores siguientes son significativos para el surgimiento de
comportamientos agresivos en los juegos.
·
Juego local como visitante
·
Importancia del juego
·
Nivel de rendimiento de los jugadores
·
Marca del juego
·
Posición y tarea táctica del jugador
·
Comportamiento de los entrenadores
·
Cantidad y comportamiento de los espectadores
·
Estructura de las reglas deportivas.
Investigaciones realizadas en el deporte colectivo relatan que la
conducta agresiva en el porte de alto nivel es aprendida y adquirida por medio
de proceso de socialización. El surgimiento de comportamientos agresivos y
violentos depende de forma significativa de la importancia emocional que el
juego representa para cada jugador. Las expectativas de los espectadores,
también pueden influenciar el comportamiento de los jugadores durante el juego.
El comportamiento agresivo y violento por parte de los jugadores puede
estimular a los espectadores contra el árbitro y crear un clima emocional de
violencia.
BIBLIOGRAFÍA
Berkowitz, L. (1996). Agresión:
causas, consecuencias y control. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Buss, A.H. (1961). The psychology of
aggression. New York: John Wiley.
Durán González, j. (1996). El vandalismo en el fútbol, una reflexión de
la sociedad moderna: Madrid, Gymnos.
Huesmann, L.R. (1998). La
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87-132). En J. Sanmartín; J.S. Grisolía y S. Grisolía (eds.), Violencia,
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Huizinga, J., Homo ludens. Madrid:
Alianza Editorial, 1984.
Pelegrín, A. (2008).
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Pelegrín,
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Trianes,
M.V. (2000). La violencia en contextos escolares. Archidona (Málaga):
Aljibe.